viernes, 9 de noviembre de 2012

A todos los que nos repudiaron con el titular anterior les pregunto que opinan sobre el desayuno que compartieron Lerche y el picante el ultimo viernes en el hotel Ben Hur en la ciudad de Rafaela. Tengo ganas de vomitar.


Hoy si pongo el link con el video de la Sueca, ya fue. Tomen papel y lápiz:


Se nos ocurrió ponerles una trampa antes de acceder a la página que les permitirá ver el clip que está guardado bajo llaves en el escritorio de un Juez Federal. Si quieren ver a la Sueca en acción van a tener que laburar. A cada número que incluimos en la dirección, deberán reemplazarlo por una letra. Aquí van las pistas:

1. Primer letra de los apellidos de los dos únicos jugadores barbados que tuvimos en la historia de Unión. Uno jugaba de volante central y el otro era un zaguero. Los dos jugaron en el Nacional B. Descarten a Roberto Pasucci.

2. Primer letra del apodo avícola del inolvidable marcador de punta surgido de nuestras canteras que llegó a jugar en primera a fines de los 80. Luego su hermano, también defensor, haría lo mismo en la década del 90.

3. Ultima letra del apellido de un exquisito mediocampista que convirtió el único gol con el que le ganamos a Boca 1 a 0 en La Bombonera en el año 1990. En la jugada previa cruzó toda la mitad de la cancha con un autopase que dejó boquiabiertos a todos lo que estaban en el Estadio.

4. Primer letra del nombre de pila de un osadísimo director técnico nuestro que en un clásico jugado en el soretal, sacó al mismo tiempo a 2 mediocampistas y puso a 2 delanteros juntos. Aquellos dos delanteros eran Noriega y el Galgo Perezlindo. Un dato mas, faltaba media hora para que termine el partido por lo que podrán decir cualquier cosa de aquel técnico menos que era un cobarde. Cinco minutos después de ese cambio kamikaze, las inmundicias muy cagadas arrojaron un ladrillo al lineman y suspendieron el partido.

5. Primer letra del apellido del arquero que defendía nuestra valla aquella memorable tarde que Chilavert marró 2 penales que Castrilli cobró sin inmutarse con su pelo engominado.

6. Primer letra del apellido de un mediocampista que Jota Jota puso en lugar de Cabrol en ese clásico que nos consagró como Papá del Siglo y que terminó siendo figura estelar del encuentro jugando con una llamativa displicencia. A la tarde fue llevado en andas por Boulevard.


Postergo la receta de los ñoquis soufflé de rúcula para la otra semana que nuestro número de lectores acariciará la escalofriante cifra de 4 tipos. Continuemos repasando algunos diarios de viaje. Hoy vamos a reivindicar a otro cabecilla organizador de excursiones a canchas visitantes recordando a aquel gordo barbudo que pertenecía al Gremio de empleados del palacio de justicia. Se lo conocía vulgarmente como “El gordo de Judiciales”. Este tipo era mucho mas práctico que las viejas zánganas de la Subcomisión de Damas, no fallaba nunca el obeso. Para un viaje a Rosario que se hizo un lunes éramos 9 personas arriba de un colectivo al cual le quedaban 46 lugares vacíos. Salimos igual, para mi lavaban dinero de algún cartel colombiano. Aquella noche le ganamos 3 a 1 a Central con una actuación formidable del Cari Cari Noriega. Sensacional lo que hizo el Negro en ese partido, hizo bicicletas, caños, rabonas y metió el segundo gol tirando desde el vértice del área grande un sombrerito por encima del arquero. La pelota se colgó mansa sobre el ángulo derecho lo que provocó el delirio de toda nuestra bandeja. Otra imagen inolvidable que tengo en mi retina de aquel Gordo fue en el viaje que hicimos al Bosque para jugar frente a Gimnasia de La Plata. Una verdadera procesión se formó gracias a la iniciativa del Viejo Malvicino que subsidió una flota de 15 micros. Esa vez el Gordo de Judiciales era un pasajero mas y justo coincidimos en el mismo colectivo, estuvo todo el viaje de pie en el medio del pasillo y hablaba con el micro entero. Pasamos por Rosario y el tipo comenzó a buscar no se que cosa en el cubículo que estaba encima de mi asiento. Mientras hurgaba en una mochila y cuando la presión de su panza sobre mi hombro comenzaba a cortarme la circulación, sacó una botella que al menos yo desconocía que estaba en venta para el consumo humano. La etiqueta decía “Cubana” y su color era similar al de una gaseosa cola. Se preparó un brebaje en un descartable, miró mi cara de asombro y me dijo “Se mató Rodrigo”. Esa tarde ganamos 3 a 2 y metimos nuestra ¡sexta! victoria al hilo colocándonos definitivamente el traje de candidatos al título. En el viaje de vuelta el olor era indescriptible porque nos había llovido torrencialmente todo el partido, en la foto final recuerdo al Gordo alicoreado y perdido entre una bruma de humedad cantando “Es para vooooo Sabaleeeeee… que te quereeeeee mataaaaaar Copaaaa Mercosuuuuuuurrr Vamo a jugaaaaaaaar!” La cursiadera que nos agarró en las últimas 4 fechas fue despampanante.

Quizás tratando de encontrar en una estación de servicio migajas de felicidad de aquellos viajes, hoy logramos juntar 3 inconscientes que aumenten el denominador sobre el que se dividirá el presupuesto total del viaje que haremos mañana para acompañarte querido Unión. Voy a llevar una de esas tablet pegada con cinta aisladora en el lomo para que pase el cacheo y mientras se juegue el partido me voy a sentar en la tribuna a leer “El Quijote de la Mancha”. Me imagino al Búfalo Miguez tirando un chicle defectuoso y escurriéndosele la pelota por debajo de su suela, al Uruguayo Mora recuperando esa bola y encarando al Tarrito mientras se muerde los labios para aguantarse la risa, al inevitable centro parabólico cruzando toda nuestra área para que entre Funes Mori apareado por un Maidanita que se viene sacando un moco y a Perafan desesperado salir corriendo para adelante y perdiendo su verticalidad luego de chocar con su tórax a un compañero. Pero no me importa porque yo iré en busca de otra cosa. Parezco un vegetal deportivo, me desconozco, poco menos que lapidaria fue mi reacción en nuestros dos goles frente a Estudiantes. Luego del remate emboquillado de La Joya me rasqué un testículo y con el cabezazo de Chiapello levanté mi pierna izquierda para dejar salir un gas caliente. Quizás el Búfalo Miguez junte valor y encare a los molinos de viento, y homenajeando al gran Juan José Jayo saque desde cuarenta y cinco metros un zapatazo seco que, al menos por un instante, me haga sentir vivo de nuevo.


                                                                                                   Qvuelvanlosvisitantes.

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